Tabaco en el embarazo
Gracias a los numerosos estudios que se han realizado sobre los efectos del tabaco, hoy en día se tiene la certeza de que es altamente perjudicial para la salud y el embarazo.

El tabaco afecta a todo el organismo e influye en el desarrollo de enfermedades degenerativas, además del deterioro del aparato respiratorio y circulatorio.
El tabaco contiene más de 4000 sustancias químicas ( amoníaco, arsénico, benceno, cianuro, Formaldehído, hidrácido, fenol, estireno, tolueno, alquitrán, etc.) y se ha demostrado que al menos 40 de ellas son cancerígenas.
Durante el embarazo todas estas sustancias del tabaco atraviesan la barrera placentaria, tanto si la madre fuma como si es fumadora pasiva.
Además al inhalar monóxido de carbono se reduce la cantidad de oxigeno que llega al bebé por el cordón umbilical, esto aumenta el ritmo de latidos, llevándolo a una situación de estrés y altera el desarrollo de los pulmones.
También disminuye la circulación de sangre por la placenta y el feto recibe menos nutrientes.
Desprendimiento de placenta, placenta previa, embarazo ectópico, aborto espontáneo, parto prematuro, mortinato, bajo peso al nacer, muerte súbita, mortalidad perinatal, alteraciones neurocognitivas, cáncer, malformaciones congénitas e infecciones respiratorias ( otitis, bronquitis, neumonías).
Si eres fumadora y tienes la intención de quedarte embarazada es mejor que primero dejes de fumar.
En el caso de que el embarazo no sea planeado y no te veas capaz de dejarlo repentinamente, deberías de acudir a un especialista en deshabituación tabáquica.
También hay medicinas o terapias alternativas que ayudan a dejar de fumar y combaten la ansiedad como acupuntura, flores de Bach, homeopatía, hipnosis, yoga, meditación, etc.
Aunque algunos obstetras den por válido fumar dos o tres cigarrillos por día durante el embarazo con el fin de calmar la ansiedad, no es la medida más correcta ya que no existe ningún nivel seguro de consumo de tabaco durante el embarazo.
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